LA TRAMPA DE LA MENTIRA
La existencia del ser humano tiene
la libertad de “inventar verdades” es decir que la realidad que en su ser crea,
no es algo real en cuanto a lo real existente fuera de su mente. Pero él puede
construir, con los elemento de la naturaleza, algo similar a la idea que pensó.
Esto es lo que hacemos al inventar cosas; pero las ideas que motivaron lo
construido nunca son exactamente lo que se pensó en un principio. Esto se debe
a la cambiante estructura del pensamiento y a las posibilidades de los
elementos que se usen. En esto no hay mentira sino simple actitud de
ensayo-error hasta lograr armonizar lo pensado con lo construido en la medida
de lo posible. La mentira es un acto de insinceridad entre la idea pensada y el
logro que se pretende, cuando no se acepta el resultado obtenido porque no es
lo deseado. Si se ve como la posibilidad, puede ser momentánea, de que lo
obtenido es posible de mejorar y acercarse a lo deseado y así se afirma: no hay
mentira. Pero si se niega y se afirma que se obtuvo lo que se buscaba hay una
contradicción entre lo que se piensa y lo que se expresa: en ello hay una
manera de mentir. La insinceridad es parte de una actitud, muy humana por
cierto, pero no realmente excusable, de aquello que pensamos de: “no quedar
mal”, evidentemente ante la opinión que los otros tiene de mí. Es muy
importante para nosotros la opinión de la “gente” aunque digamos que no nos
afecta. La manera y el trato de los demás hacia nosotros tiene un ascendiente
en nuestro comportamiento social innegable. Y nos cuidamos mucho de ir en
contra de lo establecido o de lo que no es aceptado en general por una sociedad
determinada. Hay, evidentemente, los “rebeldes” de todas clases y es necesario
que existan pues las normas sociales impuestas ni todas se adecuan a la
realidad de un momento ni son tan “buenas” o convenientes como muchos,
acostumbrados a ellas, pretende que sean.
Por lo dicho la mentira tiene, en
primera instancia, una vertiente personal y otra social. No se miente a los
demás sin antes haberse engañado a sí mismo. Por lo que, en general, la mentira
es doble si se explaya a nivel de los otros.
Pero la mentira es mucho más amplia de lo dicho. Esta insertada en las formas sociales, los medios de
comunicación, el comercio, la política e incluso en la ciencia. Es decir, de
alguna manera, todo lo humano “participa” en mayor o menor medida en ella.
Las Iglesias, algunas como
instituciones, otras como formas de pensar religiosas, no son inmunes a ella.
No todas las doctrinas guardan la verdad, no todas las creencias son
verdaderas. La única que está sostenida por el Espíritu de Dios y está
resguardada de ella, es la iglesia Cristiana Católica. Y eso en cuanto a la
doctrina y la Moral con mayúscula. Pero aún así, los seres humanos que están en
ella, no son “impermeables” a su perniciosa influencia. La mentira en el ser
humano es una constante, personal, colectiva, histórica y sobre todo política.
