Por supuesto que al “enredarse” imágenes en tropel, por decir algo, la secuencia puede llevar a otras de carácter netamente fantástico e inusual. Pero todo ello se realiza de manera individual y mental. Posteriormente esas imágenes se pueden dibujar de manera material, pero nunca serán las mismas que concibió la mente, parecidas quizás, las misma nunca.
Las imágenes son propias de la mente “conosciente” y al recordarlas, en si mismo, el individuo no puede reproducirlas de manera igual; el factor tiempo, en este caso mental, cambia la imagen de manera sutil. Luego la imagen, producto de la interacción entre la mente y la realidad, se convierte en ser mental con características especiales con respecto al ser que las originó y al cual tiene similitud. Las imágenes fotográficas, si bien no dan la totalidad del ser o seres que reproducen, si son fieles al instante o a la luz, etc. que estaba en el momento dado. Las mentales no poseen esa cualidad. Parece que son de otra naturaleza. Este problema se debe más a las características de los seres mentalizados que a la posibilidad del proceso en si. La mente no es exacta con respecto a la realidad: es perceptiva, no copia, integra a su manera de ser la imagen real del ser del otro.
Los diferentes seres “mentaloides” [14] tienen caracterizas y actividades mentales diferentes que también forman una especie de escala donde las percepciones de las imágenes son distintas, no sólo como individuos, sino como especies. La manera de percibir las imágenes de la realidad, en las diferentes especies, debe ser similar en cada una de ellas pero diferente a la de las otras. Las pruebas que los sicólogos del conocimiento animal han realizado con diferentes seres “mentaloides”, loro, urracas, delfines, diferentes clases de monos etc. parecen indicar que si bien la percepción puede ser diferente la identificación de los objetos sigue siendo válida. Es decir el resultado de tener una imagen mental, en no importa cual especie animal “mentaloide”, conlleva la identificación real del objeto y su ínteractuación con él de maneras diversas. Luego la manera de percibir la imagen no es obstáculo para el conocimiento del ser al cual ella hace referencia. Es, entonces, una cualidad de las mentes el no reproducir “fotográficamente” la realidad, así la similitud y no la igualdad sirve para ampliar el campo de “visión” de ésta. Pero también muestra que los animales “mentaloides” tienen un conocimiento de la realidad “ad hoc” y no de esa realidad tal cual ella es. Significa esto que la evolución, en la naturaleza, no lleva a una perfección total, sino que determina seres con características “escalares” [15] que poseen mayor o menor “contacto” con lo real. Lo que en términos materiales son las etapas “escalares” de la energía, los quars, los muones, neutrones, átomos, moléculas, formas y compuestos complejos, hasta llegar a la vida y los seres vivos. En la parte mental se reproduce el mismo esquema de manera precisa en la escala de mayor a menor. Hay, al parecer una constante “escalar” en todo lo creado.
Todo este complejo conjunto de actos y procesos, que son múltiples y en número enorme, es sólo una pequeña parte de las posibilidades de conocimiento que se realizan en la llamada: “naturaleza”; conjunto de hechos, sucesos, relaciones, condiciones etc. que forman la plataforma material y vital donde marcamos nuestro transcurrir en el tiempo.
El tiempo es el otro orden de suceso que influye, determina y acoge el conocer. El tiempo es la no permanencia en el mismo estado de ser de una cosa o de las cosas. Ósea la mutación continua y constante en el ser, de algo y de todo. El tiempo está dado por lo “inabsoluto” [16] de la materia aparecida. Sólo lo que es total y absoluto o está determinado substancialmente, escapa al proceso de tiempo y espacio. La creación es contingente, ósea, no absoluta y por eso cambia. No está totalmente realizada por eso evoluciona. Y al evolucionar lo hace en un lugar y dentro de unas condiciones de ser inestático. Luego el conocimiento, en un lugar donde tiempo y espacio existen, es a su vez cambiante, modulable e inexacto. Y si bien la “mente” que lo concibe puede ser substancialmente determinada, es decir ya definida en el ser, aunque no total o absoluta; lo percibido nunca tendrá la determinación categórica ya que no lo es “per se” y lo no absoluto no puede determinar nada en el Ser.
Por otra parte, ninguna de las formas de la materia esta determinada substancialmente. Todos son compuestos, más o menos cambiantes, de formas más o menos complejas. El único determinante substancial, en lo material, es lo que llamamos: energía. Elemento que no conocemos y sólo suponemos como lo más universal, primario y congénito que tienen todas y cada una de las formas materiales conocidas (recuerdese a Demócrito). De aquí deriva que el conocer a nivel de los seres “mentaloides” sea imperfecto, limitado, contingente y sólo se pueda desarrollar en la aprensión de seres formados por el mismo proceso que hizo el universo. Se deduce que el conocer, por si mismo, no realiza el ser, no esta determinado sino como proceso y, sus categorías lo serán tambien. Luego: CONOCER NO ES SER, en términos de seres no absolutos.
Todo esto es para ubicar el conocer “mentaloide” en la escala que le corresponde dentro de lo que llamamos conocer. Pero dentro de los seres que realizan dicho proceso, hay un ser que por las consecuencias de desarrollo en la creación de formas sumamente complejas, es excepción en dicha escala, al menos por ahora. Evidentemente esta excepción es el ser humano. Pero en cuanto a lo que hace la diferencia y en el “cómo” es el proceso, no es algo fácil de interpretar; las opiniones, la falta de conocimientos sobre nosotros mismos, en fin, la limitación del mismo proceso que utilizamos; hace muy difusa la visión de un saber a cerca de como nuestra capacidad de aprehensión de los otros seres y realidades, se realiza y actúa.
[16] Aquello que no posee la condición de ser por si mismo. Sino que requiere de un ser anterior y absoluto que lo determine. Lo cual puede ser por creación directa o por evolución. Lo absoluto no requiere ni creación ni evolución. Sólo Ser.
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