La socio esfera que el ser humano ha desarrollada es producto de una forma conoscitiva determinada por elementos subjetivos, propios de la persona humana y, compartidos de manera similar por casi todos los sujetos de la especie. Sin embargo nos interesa saber si estos “elementos” también se encuentran en los animales y si no, cuales son las diferencias.
Los animales “piensan” así parece: Los animales tienen sentimientos de amor, odio, felicidad etc., así parece. Los animales conocen términos complejos, como arriba abajo, de lado, dentro, fuera etc., así parece. Los animales tienen “yo” un “mi” consciente, algunos así lo parece. Los animales conocen términos abstractos como: juventud, belleza, sintonía, bajeza, calma, etc. no parece. Tienen lo que representa la idea como parte física pero no lo que en el hombre se eleva a alturas de concepto. Luego hay una diferencia en el proceso de la imagen que el animal no realiza: el determinar, extraído de la imagen, una idea general de algo particular, con características propias de la “inteligencia” humana: el “mundo” del hombre.
El “mundo” de los seres que formamos la esencia “hombre”, es una dimensión intrínseca e interior que no tienen ninguna de las otras especies “mentaloides”. Esto hace la diferencia entre el animal y el hombre. No es en apariencia algo muy diferente casi se podría llegar a decir que algunos animales poseen este don. Ciertos monos se detienen ante los espejos y contemplan su imagen con una especie de arrobo que llama la atención; pero no es sino la sorpresa de ver a otra entidad similar o de comparar lo visto con la identidad de la imagen que tienen de si mismo. La diferencia entre la inteligencia animal y humana está en el proceso de abstracción que el hombre ejecuta sobre la imagen o imágenes. No basta con mezclar las imágenes y hacer nuevas imágenes con ellas. Para abstraer es necesario identificar los elementos comunes, en un grado no material que se da por similitud, nunca por igualdad; y formar con ellos el concepto que tiene características de nuevo, general y no material. La belleza no es un concepto material. Todo lo existente es, pero la belleza es armonía de formas propias del “espíritu” humano. Así mismo la grandeza, la sabiduría, lo exacto etc. Todos estos conceptos tienen como medida la dimensión del espíritu humano y se justifican a si mismos en relación a su estructura espiritual. Aquí comienza el “ser humano”.
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