Lo
social es la suma de los actos físicos, intelectuales y de grupo de
individuos, mezclados, “consumidos” y “ordenados” en función de la
convivencia grupal. Tiene carácter de “posteridad”; es decir: no es
anterior a la persona sino consecuencia del actuar de esta, y no “vive”
sino hay personas que lo alimenten y determinen. Vivimos en sociedad,
nos determina de varias maneras, pero no somos sociedad, sino personas
que aceptan o cambian formas sociales. Lo social es toda determinación
humana que es adquirida en o por grupos, naciones o etnias, de manera
consuetudinaria, es decir: que sobrevive, en función de las personas, en
grupos que la sustentan.
Las
personan solitarias tienden a crear sus propias determinaciones y
actúan en función solamente de su sobrevivencia o bienestar; pocas
personas viven totalmente aisladas; pero el hecho que las haya y puedan
sobrevivir, indica la no necesidad de lo social como principio de vida.
Las
determinaciones sociales se pueden desarrollar de muchas maneras; pero
las fundamentales están en el orden del conocimiento y de las
costumbres. En el orden del conocimiento se encuentran: las científicas,
las artes, el lenguaje, las letras y las practicas: agricultura,
artesanía, manualidades etc. Entre las de costumbres: la política, el
comportamiento social, los usos y vestimenta etc. Forman un entramado
variado y vistoso; rico y pasajero que hace del mundo humano algo
diferente y promisorio, en medio de las otras formas de vida. Cada grupo
de determinaciones tiene categorías de importancia, en influencia sobre
la vida de las personas, de acuerdo a ciertos momentos y movimientos
históricos que las sitúan en uno u otro nivel de preeminencia. Nunca
están fijas, siempre varían y cambian. Una sociedad donde todo se
mantiene fijo, se muere; pues las determinaciones tienen “alma”, es
decir: no son sólo costumbres o conocimientos formales, fueron
determinados en función de una inquietud, vivencia o interés de un grupo
y necesitan renovarse, en el interior del ser humano, para tener
vigencia y “vida”. Renovar determinaciones sociales, consiste en donar, a
una determinación dada, nuevo impulso vital de interés, y esto sólo la
persona humana puede hacerlo; si el impulso vital no se realiza, la
determinación se cosifica y se hace detestable para la aceptación
humana. Al no haber aceptación, en la interioridad de las personas, la
determinación es rechazada por la voluntad consciente de ellas y no las
mueve hacia los parámetros de comportamiento
necesarios para realizarlas; así las determinaciones que perdieron sus
“vivencias” están muertas.
Lo
social tiene su base y fundamento en al persona humana, se puede
influir, cambiar o hacer pensar a muchas personas de una manera
inadecuada; pero las determinaciones, así creadas, no resistirán la
prueba de la vida real donde los seres están y se mueven. El principal
factor “vital” de ellas, es la verdad: adecuación entre lo determinado y
los seres reales que nos “envuelven” y somos. Sin la verdad, las
diferentes determinaciones, acaban por verse en el espejo de lo real y
sucumben al no poder estar de acuerdo con lo que es. Nada humano “vive”
si no tiene su confirmación en el ser de las cosas o en su propio ser; y
no por la vida que nosotros le podemos trasmitir, sino en función de
algo más elevado que la propia estima interior dada a una determinación,
la cual puede ser, en la persona, un deseo, una compensación o una
imaginación. Lo real no es imaginable, ni totalmente asumido por al
persona humana; sólo una parte válida, de la realidad, nos es posible
incorporar en el ser interior y ,esa parte, no puede ser el sumo de la
realidad; de aquí el cambio y la “falla” de las determinaciones
sociales. La limitación del ser personal, conlleva la limitación en la
dimensión social. No es válido pretender que cambiando la sociedad se
cambia el hombre; es cambiando al hombre como se cambia la sociedad.
Cuando
se habla de lo social, lo más determinante parecen ser los usos y
costumbres sociales; pero esto, es sólo una pequeña parte del entramado
social donde se “mueve” el ser humano. Lo social es: ciencia, política,
comunicación, diplomacia, religión etc. Pero todo pasa por el filtro
interior de una o muchas personas y son éstas las que le dan vigencia y
validez. No hay sociedad sin personas, así como no hay ciencia sin
científicos. Las realizaciones humanas son, primeramente, de orden
interior; es en la interioridad donde se definen y proyectan las obras
de los hombres: “de la abundancia el corazón habla la boca” dice la
Biblia; y Jesús de Nazaret, afirma: “lo bueno o lo malo sale del
corazón”. La interioridad humana es la base, el sustrato, de la realidad
social.
La
maraña de cosas y aún más de pensamientos no realizados, es inmensa;
pero comparado con la realidad es insignificante. Hacemos y compartimos
con la naturaleza la posibilidad de “fabricar” formas; pero utilizando
el ser de otras materias, nunca sacándolas de la nada; esto, que parece
una perogrullada, es necesario afirmarlo categóricamente para no caer en
la mentira de la soberbia, ante la magnitud de las obras realizadas.
Los
usos y costumbres sociales marcan y han marcado cada civilización y
cada tiempo vividos por el hombre, de aquí que parezca esencial y
determinante lo social; pero no es así, la esencia está en la persona y
son la multitud de pensamientos, voliciones y actos personales los que
hacen la sociedad. Cada
tiempo, cada sociedad son diferentes y tienden a conservarse incólumes
sin lograrlo; pues la mente cambiante de cada persona y los nuevos seres
que nacen no conservan lo anterior sino en una pequeña parte. Vivir, a
nivel de ser humano, es cambiar de usos y costumbres, lo cual siendo
difícil y complicado para los mayores, es fácil y deseable para los
jóvenes. Pero estos cambios no son de esencia, son de definiciones y
puntos de realización o definición del ser de cada uno.
Una
sociedad es el conjunto de seres que aceptan y promueven una
determinada manera de ser. Se entiende por “manera de ser” definiciones
de convivencia adecuada a cada situación de relación interpersonal y con
la naturaleza; lo cual implica la tendencia a escoger lo mejor de las
actitudes que conlleven a la más adecuada escogencia de formas
y hábitos para adaptarse a unas circunstancias determinadas. Las
variantes son enormes y las posibilidades sin número; pero todas
ellas influyen, en mayor o menor medida, en cada persona que vive en esa
sociedad.
El
ser social son definiciones de adaptación a ciertas circunstancias
vitales, y fomentan la unión entre personas diferentes, en función de lo
que se llama: el bien común. Pero el bien común no puede estar por
encima de la justicia, las necesidades básicas de las personas y sobre
todo de la “caritas”, hacia cada uno de los seres personales que forman
una determinada sociedad.
Lo
social es parte de una manera de ser, no hace la vida personal sino que
la encauza en función de una mejor manera de interactuar entre nosotros
y con la naturaleza.
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