ADVERTENCIA


Si se quieren ver todos los capítulos, basta con pulsar en el archivo año 2009, allí aparece "octubre" y en ese mes están casi todos los capítulos anteriores. Los otros primeros ocho se encuentran en el 2010.

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Normalmente cuando se introduce en el blog un capítulo nuevo, se pone y deja en primera línea durante unos días, luego se sitúa en el lugar que le corresponde de acuerdo a su numeración.


Para quienes buscan: El desarrollo del pueblo de Dios (Israel). Está en el blog Pateremon 4, entrada 17.


INTRODUCCIÓN



EL libro: "CONOCER Y SER" (002.00) fue comenzado a escribir el día 18 de Marzo de 2008. Es una especie de resumen de todas las experiencias filosóficas con las cuales he tenido contacto, tanto en los estudios formales como en las “meditaciones” que las enseñanzas de la vida y la naturaleza me permitieron “seguir”. Ha sido un largo camino, donde no han estado ausentes: las alegrías, el sufrimiento, la contemplación de realidades y hechos hostiles, así como la caridad y el amor de muchos seres que cruzaron por mis senderos y pisaron los caminos por donde iba. Se juntaron muchas cosas: pensamientos, palabras, rebeliones, cantos, lágrimas y algunos “amores” para poder distinguir los trazos de aquello que puede llamarse “filosofar” o formas de interpretar el conocer de mí mismo y de lo que me rodea. Pero, al fin, la síntesis se dio y he aquí, aquello que puedo recordar.


El libro: "SOBRE LA VERDAD" (003.00) empezó a ser escrito el día 22 de Agosto de 2014, en Salvaterra de miño, donde resido desde el 26 de noviembre de 2013.

Es una profundización sobre la verdad que se sustenta en en la Question 16 de la primera parte de la "Suma Teológica" de Sto Tomás de Aquino que tiene por título esa misma expresión: "Sobre la Verdad". La cual se divide en los siguientes artículos:

Questión 16 "Sobre la verdad"




miércoles, 28 de octubre de 2009

002.60 LOS SERES MENTALES O IDEALES 2.




Sin embargo, la complejidad de su elaboración, “esconde” una interrogante mayor: ¿qué elemento, substancia o parte del espíritu humano, permite “elevar” a un nivel desconocido en lo material, las imágenes modificadas de las cosas vistas, oídas, tocadas o sensibles en general? Santo Tomas de Aquino, siguiendo a Aristóteles, habla de dos intelectos en el “anima humana” el intelecto paciente y el intelecto agente. El primero recibe y conserva las imágenes, es una especie de memoria intelectual de ellas y el segundo, “ilumina”, dichas imágenes, con una “luz” especial que “forma” una idea de ellas diferente a su “luz” de entendimiento natural. Esta idea es de naturaleza diferente a cualquier proceso de formación “idearia”, que exista en los seres “cognoscentes”, salvo en el ser humano. De aquí las ideas, por ejemplo, de belleza, sencillez, humildad, grandeza de espíritu, honor, pureza de alma, etc. que siempre son debatidas e interpretadas con un marcado acento subjetivo. Pues la “iluminación” de dichas ideas, al ser producto de mentes diferentes, son interpretadas dentro de su contexto vital, social o individual. Sin embargo, su génesis debería ser, sino la misma, al menos de semejanza y precisión parecida. Al no suceder así podemos conjeturar la intervención de un factor distorsionante que hace de la interpretación “idearia” una torre de babel intelectual. Este factor puede denominarse: “mal”, “demonios”, “voluntad torcida”, “pecado original”, y una serie de denominaciones hechas “ad hoc”, para enfatizar las diferencias entre las diferentes interpretaciones de los seres humanos, con respecto a las ideas de carácter espiritual que poseemos. Aun así, lo que separa al hombre de los animales, es esa secuencia inmensa de CONCEPTOS que pululan por nuestra mentes, en un desorden más o menos interpretable y que fomentan los desequilibrios en nuestro interior; así como entre todos nosotros: las diferentes sociedades humanas y las diferentes formas de vida, intereses y costumbres, heredadas de generaciones y generaciones anteriores a las presentes personas y formas vitales. Pero lo que conviene discernir aquí, es la diferencia entre las formas de vida, costumbres, técnicas y maneras de entender la naturaleza y lo material, con las ideas dogmáticas y seudoespirituales que manejamos, de una manera autárquica e irresponsable, desde que empezamos nuestra caminata sobre el mundo. Las fantasías espirituales que forman muchas religiones, son producto de este esfuerzo, intelectual, espiritual y fantasioso que conllevan creencias en seres inexistentes, “creados” por mentes ignorantes, débiles, interesadas o enfermas, a través de los milenios. De aquí el desprestigio de lo religioso como fantasías humanas, hechas para engañar sobre la realidad de aquello a lo cual no podemos acceder de manera sensible. De igual manera la “polución” de “castillos” de sistemas ideales e irreales, suedoreligiosos, religiosos, suedopolíticos, políticos y, en general, de formas de vida adaptadas a cualquier necesidad espiritual distorsionada, derivan de la acumulación de esas ideas, extrapoladas por la fantasía, de realidades verdaderamente existente. Complejidad que ocasiona guerras, matanzas, odios, egoísmos y toda una panoplia de males que nos destrozan y zarandean cada día, tanto a nivel físico, como sicológico y espiritual.

Cada ser, cada uno de nosotros los vivientes, añade algo, más o menos grande, al conjunto de actos válidos y no validos con los que la biosfera interacciona consigo mismo y con la realidad que nos envuelve. Esto es la “plusvalía” que la vida proporciona a la creación material. Así mismo, en el plano espiritual, las ideas y el conjunto de pensamientos, voliciones, deseos y actos que realiza la parte humana de la biosfera, desarrollan la plenitud de lo creado en el otro plano de la existencia: el espiritual. Y como sólo el hombre y los ángeles tienen la potestad de la libertad que les permite ir en contra de lo creado, es, en este plano de la existencia, donde el mal puede incrustarse y perpetrar el crimen de su propia autodestrucción, tanto en lo material como en lo transcendente. En términos religiosos, éso se llama pecado, y, no es ni más ni menos que, sabiendo lo que es conveniente y bueno,  por puro orgullo de preminencia y rebelión interna, primigeniamente y conscientemente, desechamos lo conveniente y hacemos lo destructivo, aquello que no puede realizar la plenitud de nuestro ser.

En el plano de la infinitud del SER, en quien es SER por si mismo, la dimensión de todo lo creado es una ínfima parte de su dimensión de SER; por ser ésta INFINITA y aquella ajena a Él, tanto cuanto no forma parte de su SER INTRÍNSECO. Pero, como ha sido asumida por Él, como parte inabsoluta y en proceso de realización; los seres espirituales, tanto cuanto le fueron dadas las condiciones de enriquecer su ser con pasos sucesivos de interacción, bien sea con el ser de las cosas materiales, como en su definición libre, personal y conscientemente voluntaria, de su perfección o “internación” en la voluntad y “ESENCIA de SER” de la Divinidad; pueden y deben, dichos seres, utilizar su libertad para conseguir la realización de su ser en el Absoluto infinito del SER DIVINO. Pero también, mediante esa libertad mal ejercida, puede alejarse, recluidos en si mismo, de la Voluntad Divina y “escapar o esconderse” de su unión con dicha Voluntad, en la finitud y fragilidad de su propio espíritu, pequeño e inmensamente limitado. He ahí la verdadera dimensión del mal que asola a la humanidad y a toda la creación. Pudiendo y habiendo sido creados, los seres espirituales, para “entrar” en la dimensión de infinitud de la Divinidad, se apartan de su verdadero destino y fijan metas de realización, tanto humanas como espirituales, lejos del SER INFINITO que puede “alzar” su dimensión hacia aquello donde no tendrá fin su realización como personas. Tragedia del mal, consecuencia de la perversión de lo más puro, simple y amable de su dimensión, cifrada en amor, que tienen los seres creados con espíritu; “gotas” de inmortales dimensiones que sólo pueden consumarse, a plenitud, en la infinitud de “QUIEN ES POR SI MISMO”; ya que no hay otra esencia que puede realizar y llenar, el ansia de amor con la que fuimos creados. Sólo un ser absoluto, puede colmar el anhelo de infinitud que nos empuja hacia la totalidad del ser y llenar nuestra limitación con su ilimitada dimensión de SER. Cualquier otro “espacio de ser” no satisfacerá jamás, nuestros deseos y apetencias de AMOR, pues ningún otro “espacio de ser” es absoluto.

En todo esto se destaca la potencia de ser de los “seres ideales”, ya que es en ellos, donde principia nuestra responsabilidad de la dirección que impartimos a nuestras vidas, actos y obras; pues, los seres espirituales, tienen libertad en consonancia con su potencia de ser no material que les ha sido otorgada. No así los seres vivientes, puramente materiales, que están sujetos a las condiciones del medio donde se realiza su vida y a las determinaciones y limitaciones de su herencia genética, en el desarrollo de sus cuerpos físicos.

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