La
práctica es producto de la experiencia y la compartimos con casi toda la
biósfera, esta cualidad procede, la mayoría de las veces, por el
binomio: ensayo-error. Está centrada en lo inmediato y es netamente
aprendizaje sensorial. Conlleva ciertas técnicas artesanales y
perceptibles que afianzan la credibilidad de la práctica y sus
resultados.
Durante
siglos, el hombre, procedió de esta manera a desarrollar mundos y
cosas, con una evidente proporción de magia e inseguridad, donde la
magia, se encargaba de conjurar a la inseguridad.
Lo práctico busca la forma más simple y de menor esfuerzo, para lograr una meta determinada casi siempre material.
La
gente práctica, desarrolla hábitos de conducta capaces de resolver
problemas de diversa índole, pero casi siempre los de índole material
son los escogidos. Tiene una rara capacidad para resolver problemas
inmediatos y los que la poseen se les denomina popularmente “manitas”.
El
conocimiento práctico es el antecesor de toda realización y aprendizaje
inmediato. Forma hábitos de conducta por los cuales se puede subsistir
en diferentes “hábitats” y circunstancias de manera más adecuada y
fácil. Pero así mismo, los hábitos, causan retroceso y resistencias
cuando se trata de implantar nuevas formas de vida. La frase: el hombre
es un animal de costumbres, refleja mucho de esta cualidad que no es
inherente al hombre sino también a los animales.
La
necesidad de hacer el menor esfuerzo posible, para ahorrar energía; es
una constante en toda la biósfera; la energía cuesta conseguirla y los
esfuerzos inútiles la malgastan; de aquí la importancia del conocimiento
práctico y su uso continuo, en todas las variantes de la vida.
El
conocimiento práctico es una constante casi automática en nosotros,
procede por repetición y se asienta en la mente, cuando las
consecuencias son positivas. Así mismo, es rechazado y no seguido,
cuando lo que nos acontece tiene consecuencias negativas. Es
relativamente simple el adquirir hábitos prácticos de conducta, pero se
necesita la constancia y la repetición.
Los
hábitos prácticos llevan a la realización o destrucción de la persona;
pueden ayudarnos a resolver problemas de índole inmediata y llevar una
vida más cónsona y ordenada con lo que somos por naturaleza; o
destruirnos de la manera más desastrosa y rápida en nuestra vida, hogar y
logros. Lo práctico tiene mucho de ese enfoque con el que aceptamos o
rechazamos la vida, nuestra vida; es un proceso de adaptación, en lo
social y las costumbres, en nuestras sociedades hipersocializadas.
La
seguridad emocional es, muchas veces, consecuencia de los hábitos;
tiene la enorme fuerza de mantener la cohesión en uno mismo, la familia y
la sociedad, pero también es causa de la fuerza represiva y regresiva
con la que maniatamos lo nuevo y lo diferente. Este papel de intrínseco
conservador de los hábitos, hace del conocimiento práctico, uno de los
principales y más usados instrumentos del conocer en todas las formas
vivientes. Es primario y primordial, pero también simple y no desarrolla
más que relaciones sin trascendencia intrínseca; pero es el que lleva
adelante la vida material de los seres vivientes.
La
acción-reacción de este conocimiento es fundamental para continuar con
vida y resolver los problemas inmediatos que la existencia nos presenta;
pero, mucha gente, hace de este conocer, el único y más necesario,
viviendo el día a día de manera consecuente y superficial. Pero el ser
humano es algo más que pura vida biológica o sicológica; tiene sentido
de trascendencia e infinitud de miras; en el fondo de si mismo no se
satisface con la inmediatez de la vida pasajera y “feliz”, materialmente
hablando; se aburre y se insatisface cuando sólo vive de sus caprichos
inmediatos y satisfacciones del momento; necesitamos saber que algo más
está esperando por nosotros que somos útiles a la vida y al ser; en fin
que no somos sólo “mundos” materiales y ente animal en busca de
satisfacciones físicas. La dinámica de nuestra vida “suspira” y ansía
las dimensiones de belleza, gracia y armonía que algunas veces brinda el
arte; quiere ir más allá de lo meramente animal y traspasar las
fronteras de las necesidades básicas, abriéndose camino en otras
dimensiones donde brilla el impulso de su infinitud de ser. Somos seres
hechos para otra dimensión y nuestro ser esta inquieto mientras no consigue
esa meta. Y esa meta es la Divinidad que nos hizo semejantes a ella.
San Agustín lo reafirma y lo vivencia, lo presiente y lo sigue en su celebre frase: "somos hechos para Ti, Señor y nuestro corazón esta inquieto hasta que descanse en Ti" (traducción libre); es la
llamada continua y eterna del lugar a donde debemos ir, pues formamos
parte de él.
La mayor parte de los hombres vive en el “pasar”, se conforma con él y no
buscan, ni les interesa otra cosa; por eso, cuando se encuentra con la
realidad de su ser, por enfermedad, accidentes, muertes de seres
queridos etc. su “mundo” se viene abajo; no encuentra razón para la
“desgracia”, las perdidas, el vacío: muchos sólo viven de la inmediatez
animal que los empuja a tener y sobrevivir “a como de lugar”. El
conocimiento práctico es definición con respecto al aquí y al ahora,
tomando en cuenta el mundo social donde se desenvuelve la persona; pero
no tiene nivel de trascendencia más allá del futuro inmediato que
suscita toda la preocupación de su ser. La persona vive inmersa en
definiciones creadas por el entorno social y que, la mayoría de las
veces, no tienen ni el más ligero contacto con el entorna natural; su
vida trascurre en un "continuo humano", previsible, determinante,
limitado y sin recursos de vida más allá de sus fines mezquinos,
insulsos y finitos; la persona se hace esclava de convencionalismos e
ideas mediocres e interesadas que satisfacen la ambición, el ansia de
poder o la locura, de personajes políticos o lideres de diversas
“marcas” que ocultan su egolatría imponiendo, a los que pueden, sus
conceptos “basura” sobre la vida, las cosas y el ser. Hay que ser muy
persona y haber obtenido un grado de “libertad” en el ser y pensar, para
sobreponerse a la marea de conceptos, intereses, propaganda, fuerzas
represivas y prejuicios sociales que nos rodea; no es fácil dejar fluir
la Verdad intrínseca que brota de nuestro ser, cuando es acariciado,
asumido y escuchado por la conciencia libre del hombre recto, justo y
sabio; pareciera que todo un inmenso mundo de realidades e ideas lo
sumiera en el letargo del tener, el gozar y el soñar despierto con
promesas de bienestar transitorio e incoherente; nadie nos prepara para
enfrentar el marasmo de la avalancha hedonista que nos han legado; nadie
nos explica lo verdaderamente necesario y esencial con la suficiente
convicción y verdad del que ha vivido otras realidades superiores y
presiente el camino de gracia que nos lleva a la vertiente válida de la
vida en la tierra. Somos peregrinos en busca de caminos escogidos, donde la principal razón de vivir sea la eternidad del ser, de nuestro ser
gracias!!
ResponderEliminarDe nada.
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