CAPÍTULO 10
LOS SERES MENTALES O IDEALES
Hay seres de seres,
es decir: seres que “hacen” otros seres y en esta escala toda las vidas, son
“hacedoras” de nuevos y diferentes seres a partir si mismas; claro que son sólo
formas de lo material o lo intelectual, cuya duración en el ser está limitada
por las fuerzas que la misma naturaleza de cada ser “hacedor” posee; y son
realizadas mediante el recurso de la materia o el intelecto que las pueden
mantener o no, en su existencia; y aunque hay seres “hechos” que se mantiene en
el ser más o menos tiempo y forman una especie de seres no “producidos” por la
naturaleza en sus inmensas posibilidades normales, no son sino una ínfima parte
de lo que vemos, pero existen en lo material, ya sea físico o intelectual.
Una condición para
“hacer” estos seres es tener vida, pues la naturaleza física moldea formas de
ser, pero no en el grado ni en el mismo nivel de existencia que los entes
“hechos” por las diferentes vidas.
Otra condición es
el intelecto o al menos un instinto primario o más complejo que pueda estar
“programado” para realizar formas y maneras de actuar complejas y "evolucionadoras".
Los "seres hechos",
más simples, son conjunción de elementos materiales, como son todos los
elementos y formas físicas no vivientes; éstas se forman por agrupación,
disminución, fundición y otros miles de factores naturales que las condiciones
de los elementos físicos presentan de determinadas formas y maneras: en las
estrellas, planetas, satélites, cometas y un largo etc. en el espacio y en el
planeta donde giramos.
La otra forma de
producir seres es la de la materia integrada en las formas que llamamos: Vida y,
especialmente, en la forma humana que tiene el aporte de lo espiritual. En ella
se forman y hacen miles de millones de seres-formas que van desde los
excrementos hasta las madrigueras, nidos, cuevas etc. de los animales más
desarrollados. También el uso de instrumentos e ideas de formas físicas, éstas
más en los seres humanoides o ciertos animales de alto grado de intelecto; pero
lo más interesante son los seres intelectuales, hechos a partir de imágenes que
son a su vez seres ideales, procesadas por el cerebro de los grandes
antropoides y también por especies varias, como: loros, canidos, felinos,
cetáceos etc. La diferencia entre los seres físicos, hechos por otros seres, y
los ideales, es la no existencia como formas materiales de los segundos; si bien
que éstos últimos, dependen para su existencia de condiciones cerebrales
químicas, eléctricas y un complejo entramado cerebral de funciones que sólo el
órgano llamado CEREBRO, realiza. Los seres “hechos” por otros seres vivos, no
tienen la duración en el tiempo y el espacio de las formas naturales, salvo las
formas físicas “hechas” por los seres humanos, las cuales pueden durar miles de
años ya que están construidos a partir de elementos más perdurables que los
“hechos” por los animales. También aquí se establece una diferencia entre el
hombre y las otras formas vivas superiores.
Pero los seres-formas
más específicamente extraordinarios, son los mentales, las imágenes mentales y
sobre todo las ideas. Las imágenes de este tipo son “hechas” por animales de
intelecto superior que tiene sentidos y cerebros muy desarrollados así pueden realizar
imágenes de las cosas más o menos exactas y relacionar dichas imágenes unas con
otras. Las ideas forman el entramado de la mente pensante en cuanto ve en las
cosas imágenes que luego procesa con la parte “inteligente” del cerebro; al
parecer y según los descubrimientos de la “inteligencia animal”, los seres
animales superiores pueden desarrollar conocimientos intelectuales que le
permiten tener una “visión” de la realidad diferente a la forma que ella tiene
y así relacionar unas imágenes con otras de forma arbitraria, diferente a las
relaciones naturales. Esta posibilidad permite a los animales tener un código de
señales que les oriente en cuanto a las múltiples formas de relacionarse con lo
real. Dicho código varía tanto en cada especie como en cada grupo, de una misma
especie, que habitan el planeta. Los gritos de advertencia entre los animales
superiores, las señales químicas entre los insectos y un cúmulo inimaginable de
señales y funciones especificas para cada clase animal, son especificaciones
que conllevan un entramado de conocimientos de tipo “ideal” (por asociación con
el termino idea) que constituye y hace a la vida ser lo que es: formas
diferentes de unión de lo material en un ser concreto, autónomo y único; con
capacidad de conocimiento y actuación sobre la realidad circundante. Es de
notar la escala de “idealización” utilizada en los diferentes grupos de formas
vivientes, ya que en la escala de los vegetales no se puede hablar de ideas,
sino de procesos químicos de referencia que, no se sabe exactamente como, las
plantas detectan y hacen; lo mismo suceden con los insectos y animales
invertebrados o con aquellos que son instintivamente “ordenados” para realizar
diversas tareas, como son las abejas, hormigas, avispas y un largo etc. Luego,
cuando se habla de “idealización” se entiende la composición, a partir de
imágenes sensibles, en un desarrollo cerebral determinado pero con un nivel de
aprehensión de la realidad a través de imágenes cerebrales. La manera de formación
de la idea es compleja y no muy bien estudiada, aunque puede, en términos
generales, decirse que hay un “fantasma” de la imagen sensible que se
interpreta como perteneciente a un objeto percibido y que guarda o tiene, una
cierta relación de semejanza con él. Las imágenes percibidas se entremezclan y
relacionan unas con otras, formando nuevas ideas relacionadas, en una progresión
enorme. De aquí lo interesante de estos “seres” ideales, a veces llamados
indebidamente “de razón”, los cuales son producto de mentes vivientes y
cerebros desarrollados.
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