Los seres materiales
La materia es lo
que nos envuelve, rodea y forma, al menos la parte corporal. Estamos y surgimos
en una larga cadena de acontecimientos que se sucedieron a través de los
milenios y con miles millones de combinaciones de los elementos primarios,
hasta permitir el despliegue inmenso de la vida. Pero estos acontecimientos
proceden, primariamente, de la “energía enfriada” que permitió el surgimiento
de las partículas elementales verdaderos “ladrillos” de todo lo material.
Veamos la afirmación de la ciencia en cuanto a ello:
“Los primeros
modelos atómicos consideraban básicamente tres tipos de partículas subatómicas:
protones, electrones y neutrones. Más adelante el descubrimiento de
la estructura interna de protones y neutrones, reveló que estas eran partículas compuestas.
Además el tratamiento cuántico usual de las interacciones entre las partículas
comporta que la cohesión del átomo requiere otras partículas bosónicas como los piones, gluones o fotones.
Los protones
y neutrones por su parte están constituidos por quarks.
Así un protón está formado por dos quarks up y un quark down. Los quarks se unen mediante partículas
llamadas gluones. Existen seis tipos diferentes de
quarks (up, down, bottom, top, extraño y encanto). Los protones se mantienen unidos a
los malos neutrones que son inpucnes por el efecto de los piones, que son mesones compuestos formados por parejas de
quark y antiquark (a su vez unidos por gluones). Existen también otras
partículas elementales que son responsables de las fuerzas electromagnética
(los fotones) y débil (los neutrinos y los bosones
W y Z).
Los
electrones, que están cargados negativamente, tienen una masa 1/1836 de la del
átomo de hidrógeno, proviniendo el resto de su masa del
protón. El número atómico de un elemento es el número de
protones (o el de electrones si el elemento es neutro). Los neutrones por su
parte son partículas neutras con una masa muy similar a la del protón. Los
distintos isótopos de un mismo elemento contienen el mismo número de protones
pero distinto número de neutrones. El número másico de un elemento es el número
total de protones más neutrones que posee en su núcleo.
Las
propiedades más interesantes de las 3 partículas constituyentes de la materia
existente en el universo son:
Protón
Se encuentra en el núcleo. Su masa es
de 1,6×10-27 kg. Tiene carga positiva igual en magnitud a la
carga del electrón. El número atómico de un elemento indica el número de
protones que tiene en el núcleo. Por ejemplo el núcleo del átomo de hidrógeno
contiene un único protón, por lo que su número atómico (Z) es 1.
Electrón
Se encuentra en la corteza. Su masa
aproximadamente es de 9,1×10-31 kg.
Tiene carga eléctrica negativa (-1.602×10-19 C).
Neutrón
Se encuentra en el núcleo. Su masa es
casi igual que la del protón. No posee carga eléctrica.
El concepto
de partícula elemental es hoy algo más oscuro debido a la existencia de cuasipartículas que si bien no pueden ser
detectadas por un detector constituyen estados cuánticos cuya descripción
fenomenológica es muy similar a la de una partícula real.” (2)
La materia está
formada por elementos cada vez más minúsculos hasta llegar a un elemento que,
como afirmaba Demócrito, no tuviera compuestos y no se pudiera dividir. La
ciencia no ha llegado a ese elemento que se supone es energía pura, y todavía es
una incógnita su manera de ser. Desde ahí, hasta las formas materiales
existentes, se conoce de una manera imperfecta, pero bastante completa, el
proceso de formación de lo material y sobre todo el de la vida.
Las partículas
elementales forman los fundamentos de los diferentes átomos; es decir: los
electrones, neutrones y protones que combinados en números mayores o menores
dan origen a los elementos de la Tabla
Periódica, de los cuales están compuestos todos los seres
materiales en mayor o menor parte; cuando hablo de “seres materiales” en este
contesto me refiero solamente a los seres no “animados” o no vivientes, pues
los seres vivos tienen otra dinámica de composición diferente, aunque también
están formados por los elementos de la tabla periódica. Veamos que dice la
ciencia:
La tabla periódica de los elementos
clasifica, organiza y distribuye los distintos elementos químicos,
conforme a sus propiedades y características.
Suele
atribuirse la tabla a Dmitri Mendeléyev, quien ordenó los elementos
basándose en la variación manual de las propiedades químicas, si bien Julius Lothar Meyer, trabajando por separado, llevó a cabo
un ordenamiento a partir de las propiedades físicas de los átomos. La forma actual es una versión
modificada de la de Mendeléyev, fue diseñada por Alfred
Werner.(3)
Los elementos químicos que se forman a partir de los átomos tienen
características de orden y forma sumamente determinadas y previsibles; es decir
reflejan un orden y una estabilidad remarcable, lo cual hace que el universo
material esté bien definido y estructurado de manera óptima. Esta estabilidad,
conjuntamente con las leyes físicas, hacen del universo material la dimensión y el conjunto de orden que todos
conocemos y vivimos.
En cuanto a la vida, si bien su composición material es la misma de
la materia inerte, no todos los elementos de la tabla periódica están presentes
en su formación, son unos 60 elementos de la tabla que constituyen la vida, el
resto, más o menos 32, están ausentes; éstos son los elementos más pesados y
los últimos en aparecer en la tierra. Lo dicho nos lleva a sospechar que la
vida tuvo un comienzo único en el tiempo, de alrededor 3500 a 4000 millones de años
en la tierra. (4)
La vida es por
lo tanto un evento único y se dio de una manera irrepetible al menos aquí en la
tierra.
Otra característica de los seres vivientes es la evolución. No
fueron hechos tal cual de una sola vez, sino que fueron cambiando,
engrandeciéndose y complicándose poco a poco y a través de miles de millones de
años. La vida se alteró y se adaptó a su entorno y fueron surgiendo formas y
maneras de interactuar con la realidad hasta lograr el entramado vital que hoy
día vemos y estudiamos en la naturaleza y evidentemente hasta llegar a nosotros
mismos. Pero, nosotros, somos el caso especial, la dimensión que une a la
materia con lo espiritual; el culmen hacia el cual tendía todo lo creado dentro
de la materia; la dimensión esperada y deseada por la creación entera, tanto en
el orden espiritual como material; en fin, el peldaño que faltaba para la
realización plena de todo lo creado. Nosotros, los seres humanos, hormigas de
ser en relación a todo lo hecho; últimos en el camino y primeros, por deseo de
quien todo lo hace, como muestra y resumen de un proceso inmenso de sabiduría,
belleza y poder de ser. Aquí en la dimensión material y carnal fue engendrado
un Hombre quien era, es y siempre será Dios. Cuando veamos la realidad sin el
velo de la materialidad caída, la
Verdad se manifestará a nosotros en su inmensa dimensión:
“Pues conocemos algo, no todo, y tampoco los profetas dicen
todo. Pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá” (5)
El ser material desarrolla toda su potencia de ser, en la
realización plena de la creación, por un Hombre que es la segunda persona de la Trinidad que es Dios. En Él, por Él y para Él, fuimos creados. Esta es la razón última de
la creación, por Amor, hecha en el tiempo y el espacio por el SER que ES. Quien
quiera confirmar la verdad de está aseveración que busque a Dios en la Verdad y hallará la
respuesta siempre vigente y válida.
La dimensión racional que involucra el esfuerzo humano de
comprender TODO mediante la razón, choca con la dimensión de la inteligencia
humana, limitada en sus estructuras de conocimiento, dado que está
principalmente dirigida al conocimiento de lo material, su realización y sus
formas. Sin embargo, la parte espiritual del ser humano, puede llegar y de
hecho ha llegado, sobre todo con los místicos, al conocimiento de una manera
diferente a la sensible, aunque algunas veces “vea” las formas materiales de
seres que existieron y están en otra dimensión; estás “vivencias” reales y
verdaderas, se dan en ciertas ocasiones y normalmente de manera singular, en
aquellas personas libres de la impronta del mal o donde Dios quiera revelarse
para beneficio de una persona dada. El caso más impresionante es la conversión
de Saulo (San Pablo) camino de Damasco. El pretender ignorar el cúmulo de
acontecimientos de esta dimensión porque no “entra” en los parámetros del
conocimiento científico, es uno de los grandes errores de los pensadores y filósofos,
sobre todo en los últimos siglos, (con la excepción de H.Bergson); pues toda la
realidad humana debe ser respetada y tenida en cuanta si no se quiere hacer del
hombre pensante un eunuco mental, dirigiendo su conocimiento en una sólo dirección por
el miedo al engaño y lo que se considera inconsistente.
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(2)http://es.wikipedia.org/wiki/Part%C3%ADcula_subat%C3%B3mica.
(3)(TomadodeWikipedia;http://es.wikipedia.org/wiki/Tabla_peri%C3%B3dica_de_los_elementos).
(5) San
Pablo: Corintios I; 13, 9-11. Biblia latinoamericana
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