El amor es
"paciente" y “comprensivo”. El amor no tiene celos, no aparenta ni se
“enorgullece”. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se
deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto,
sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo
espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará. Las profecías
perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber
más elevado. Porque este saber es muy imperfecto, y nuestras profecías
también son algo muy limitado; y cuando llegue lo perfecto, lo que es
limitado desaparecerá. (Corintios, 1, 13) Biblia Latinoamericana. (El
entrecomillado es del autor).
"Dios
así como no ama nada fuera de sí, así no ama a ninguna más bajamente
que a sí porque todo lo ama por sí mismo… Amar Dios al alma es meterla
en cierta manera en sí mismo, igualándola consigo, con el mismo amor con
que El se ama" (San Juan de la Cruz . Cántico 32, 6)
Otras frases de San Juan de la Cruz:
“El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa.”
"Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo hasta que nos damos del todo".
"Sólo amor es el que da valor a todas las cosas”.
"La mejor manera de descubrir si tenemos el amor de Dios es ver si amamos a nuestro prójimo”.
Algunas citas de Santa Teresa de Ávila:
“Buscad leyendo y hallaréis meditando.”
“El alma que quiere que Dios se le entregue todo, se ha de entregar toda, sin dejar nada para sí.”
“El alma que venza la potencia del
demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podrá entender sus engaños
sin mortificación y sin humildad.”
Los grandes místicos españoles nos llevan de la mano hacia su vivencia de Dios.
Pero la
grandeza y el reflejo del amor no puede expresarse en palabras, o se
vive o no se “toca”. Nada es comparable a él, nada es más que él. Porque
él es Él. Y Él es o está en Todo lo que es. Hizo todo lo que es. Nada
es o puede ser sin Él. Pero es en palabras humanas que expreso esto y no
es posible sino "jugar" a entenderlo con ellas sabiendo que no se logra.
El Amor se
“vive” en el silencio del alma, “surge, viene y va” en una cadencia
desconocida e íntima; permanece o se esfuma de manera inconsulta y, para
nosotros, extraña. Limpia, purifica, exalta, clarifica y todo lo hace
bueno. Es, y todo lo hace a su medida y a la mesura de su querer e
inteligencia, a juicio de su infinitud y eternidad. Lo que hace “fuera
de si” lo mantiene en el ser y no es Él, pero le pertenece. El hecho de
que haya creado seres y cosas fuera de Sí, es el gran misterio de
donación que es el Amor.
Si se pudiera
reflejar, manifestar o dar, las vivencias del Amor, y pudiera
“penetrar” totalmente en lo íntimo de cada ser humano: las fuentes del
dolor, el sufrimiento y el mal, se extinguirían para siempre.
Si se pudiera
“abrir” la caverna de negación, miedos y odios que llevamos en nuestro
interior y se dejara “penetrar” la fuerza, suave, dulce y cálida que es
el Amor, todo sería sonrisas en nuestro ser.
El bien nos
rodea, está en todo, pues todo esta hecho por el Amor que es Dios; sólo
en lo oscuro de nuestro espíritu y en los seres espirituales puros que
intentan desconocer la Verdad
y el predominio del Ser de seres, se manifiestan y “distribuyen”, las
ideas contrarias al bien que llamamos mal. Pero el mal llega sólo hasta
el “lugar” donde alcance la potencia de ser de aquellos entes dotados de
espíritu y opositores a Dios.
El verdadero Amor es infinito y nadie, sino Dios, lo puede abarcar pues es Su “Esencia”: “Dios es Amor” (1 Jn 4. 16).
Pero quien vive en el Amor vive en la verdad y quien vive en la verdad: está inmerso en la dimensión que es la Vida.
Pero estar en
el Amor es llenarse de Él y nada es tan puro como Él. Y nosotros en
esta dimensión, dada la condición del hombre “caído” y la fuerza de mal
que “juega” en el mundo: no traspasamos fácilmente las dificultades y
mentiras que los enemigos de nuestro ser nos presentan; y, así, tampoco
podemos acceder con facilidad, a la pureza del Amor, sino en contados
casos; de aquí la ignorancia y el desapego que tenemos a lo mejor que
existe en el Universo.
Necesitamos y
buscamos Amor. Lo deseamos más que nada, pero lo “mendigamos” donde no
está y, aunque Él viene a nosotros, no sabemos escucharlo e
interiorizarlo: nuestras definiciones inmediatas, las de la vida
corriente y acuciante, “chocan” con el ímpetu de lo verdadero; vivimos
en grandes mentiras y por eso “el mundo” es uno de nuestros enemigos.
Lo mundano son las definiciones erróneas y “consagradas” de una
determinada sociedad, grupo o personas que pretender entender lo que es
la vida, el bien y la felicidad, sin más horizonte, del que nos
proporciona nuestro intelecto y nuestra limitada condición de hombres.
Y siendo tan inmenso e infinito el conocer y el saber no podemos
establecer, sin la Dimensión del Ser infinito, nada que aquí valga la pena o nos permita encontrar el Amor verdadero que necesitamos.
El
conocimiento de Amor, es esencia pura del espíritu y sólo en la
sencillez profunda del ser se encuentra. No es sino la trasparencia del
“alma” la que nos permite vivir en él; pero mientras no ”limpiemos” el
ser “de toda la basura” que tenemos dentro, no podremos “ver” ni vivir
en Amor.
La otra
dimensión del Amor es hacia los otros, el amor es “contagio” del alma
por y para los demás, deseando que vivan lo que uno siente y percibe;
queriendo el bien para cada uno, de la fuerza, serenidad y alegría que Él nos da. Cuando se ama se quiere que todos amen y sepan vivir y sentir
esa dimensión; es de tal pureza y de tan elevados sentimientos y de tal
suave delicadeza que el vivir humano de cada día, el atropellamiento y
el agite de unos contra los otros, resulta indecente, indeseable y
oscuro.
El Amor ama
la paz, la belleza, la claridad, la rectitud, la consecuencia, la
verdad, el bien y la unidad. Cuando alguien busque o desee otras cosas
que no sea esas o parecidas, están buscando lo que lo hará odiar y a la
vez lo destruirá a él y a otros.
Vive
en la tranquilidad de cada instante: es lo que tenemos; percibe lo que
te rodea buscando siempre la belleza: ella acerca al amor, Los
días son tranquilos aún en el dolor, el sufrimiento, el desamparo y la
muerte, es nuestra vivencia y a veces las circunstancias, quienes no nos
dejan ver la realidad de cada momento; pero el instante está ahí:
pausado, constante, misterioso y “purificante del ser” con su ser.
Hasta aquí el Conocer, a continuación el Ser.
Estoy contigo en que conocer es amar y amar es conocer
ResponderEliminarHace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces...?(Jn14,9)
Un saludo
al + mc
Gracias su chico, la ralidad del amor pasa por conocer al o a lo amado; por eso conocer es "hacer lugar" en nuesto ser de algo.
ResponderEliminarSaludos y amistad
Jorge A Lastra