El juicio, es el gran representante de la capacidad del hombre para conocer, tiene unas “gamas de resolución” específicas y cuando se usa en términos formales es bastante preciso. Cuando hablo de “gamas”, quiero destacar tanto las posibilidades de formación de su contexto, como las consecuencias de su “empleo” a nivel de silogismos, deducciones e inducciones. Sin embargo, la primera y más importante consecuencia del juicio es su determinación de validez o invalidez, sin ello no hay juicio.
Los juicios pueden ser de varios tipos: generales o universales, particulares o existenciales, positivos o negativos. Cuando lo expresado engloba a “todo” un universo de objetos se dice que es un juicio universal, por ejemplo: las estrellas producen luz, podemos afirmar que para tener la cualidad de estrella su “conditio sine qua non” es tener luz. Los mares tienen olas, es otro ejemplo de juicio universal; en fin los juicios universales lógicos, tienen la característica de que la “significación de objeto” del predicado la poseen todos los elementos individuales del sujeto. Pero esto es en términos de lógica; es decir, en la realidad que se afirma lógicamente, no siempre concuerda con lo que existe “fuera de nosotros”, el margen de conocimiento y veracidad lógica es limitado; por ejemplo: el aserto las estrellas tienen luz, no cuenta con el factor tiempo, pues hay estrellas que fueron y ya no son, luego la afirmación si bien puede ser universal no es total, o sea absoluta. Lo mismo pasa con el juicio los mares tienen olas; aquí se conjuga el espacio y el tiempo, pues no siempre tienen olas y no en todas partes las tienen. También “choca” con el conocimiento de los seres que son en lo real, ¿conocemos todas las estrellas, todos los mares, todo lo existente? ¿Cómo podemos universalizar un conocimiento si no poseemos la comprobación sino de una pequeña parte de la realidad? En fin la universalidad de un aserto lógico es relativa al espacio, al tiempo y al conocimiento que tengamos del universo existente. Así que la única manera de afirmar un juicio universal como algo Verdadero es hacerlo absoluto, pero como esto es falaz, pues sólo en nuestra mente lo podemos “declarar” como tal, los juicios humanos comparten la limitación del ser humano: no somos absolutos. Aquí viene la otra parte del problema: luego no sirven? Cuidado, el no ser absolutos no implica que en sus partes no sean válidos y si en algunas partes lo son, con esas partes es como se desarrollan las dimensiones de pensamiento y técnica que vemos hechas. Lo que no se puede afirmar es la totalidad de algo realizado por el hombre en términos de ser material o de idea, dada la no absolutividad o contingencia de los seres humanos. Pareciera, entonces, que los juicios universales no son tales; si lo son a nivel lógico, pues, dentro de nuestro conocimiento, podemos afirmar que las estrellas tienen luz y hasta donde sabemos así es, si esta circunstancia de conocimiento cambiara, con el factor tiempo o cualquier otra cosa que se descubriera, el juicio dejaría de ser universal expresado como esta, pero como el transcurrir de una estrella lleva miles de millones de años y así, en nuestro conocimiento de inmediatez, si, el aserto es universal.
El problema que presenta estas afirmaciones es la pregunta: ¿Cuál es entonces la Verdad? La Verdad, con mayúscula sólo es posible en un ser que sea absoluto, es decir, que sepa todo de Todo y de si mismo; ese ser ES EL QUE ES, los otros seres somos parte de un todo y como partes ni conocemos, ni estamos, ni comprendemos, ni somos Todo; pero dentro de la parte, el ser "conosciente", conoce, está, comprende y es, y esta es nuestra contingencia y nuestro riqueza de ser, no total pero tampoco intrascendente. Si nos situamos en nuestra justa medida el problema no lo es, pero si queremos sobrepasar los límites que nuestro ser tiene como ser, sólo mediante la libertad de la imaginación podremos “crear” en nuestra mente ideas de dominio, poder y sabiduría que no corresponde a la realidad del ser que somos; aquí está lo que llamamos: pecado de soberbia, querer con el “no ser” que fabrica el pensamiento en su intimidad, llevar ese no ser a ser realidad que no puede darse. Pero esto espero tratarlo con mayor profundidad más adelante.
El vivir en la validez es vivir en lo verdadero, pero no es tener todo lo verdadero; esta diferencia entre ser y tener forma la realidad de la verdad posible, en el ser humano. Podemos hallar la verdad de algo: adecuación entre la mente y la realidad, pero no su total verdad, de aquí que la verdad, como conocimiento humano, no es relativa sino parcial. Y en cuanto a la Verdad que es Dios, si es total y conoce Todo, sin ambigüedad ni limitación: Todo del todo y de si mismo, al mismo tiempo y sin lugar. Eso significa Omnisciencia. Si esto no fuera así no tendría sentido ni la naturaleza ni el universo ni nada y todo sería no ser; cosa que no es. Por eso siempre se ha afirmado que el ser es, y el no ser no es, como manera de expresar algo que depasa nuestra comprensión de manera infinita.
El problema de la verdad a nivel del ser humano, no es sólo desde el punto lógico; la lógica establece de que manera, forma y acto, es posible la validez y el alcance de los juicios humanos, pero no entra en el problema de la verdad como determinación de bien o mal. El bien o mal, es decir verdad y mentira, son conceptos morales no lógicos y en estos términos la verdad es la adecuación entre el acto y la palabra, o bien, expresión de lo hecho, pensado o dicho, con la manifestación, verbal, escrita o pensada de dicho acto. En sentido moral, la verdad es patente y absoluta a nivel humano, o sea, se puede manifestar en toda su comprensión, aunque no es fácil, dado que es un acto humano limitado y determinado por el tiempo el que se expresa o se expone, pero ya que está pautado por la acción de ser del hombre tiene su dimensión a nuestro nivel, no la del absoluto de la Verdad total. Los actos, pensamientos y palabras humanas pueden ser repetidos y juzgados de acuerdo a la adecuación entre estas y aquello que nosotros, cada uno, dijo, pensó o hizo de acuerdo a lo primeramente pautado. Por ejemplo, si pensé de alguien: “este tipo es idiota” y alguien me pregunta ¿Qué piensas de él?, pero por conveniencia no quiero decirlo y en vez de ser sincero y afirmar: “no quiero decirlo”, digo: “me parece buen tipo”; entonces no estoy correspondiendo a la adecuación entre lo pensado y lo manifestado; por la tanto no digo la verdad. Si salí anoche al cine y estuve de copas toda la noche pero no quiero que se entere mi mujer y al llegar a casa digo que tuve un accidente, evidentemente mentí. Si afirmé que era un físico eminente, sabiendo que era un simple profesor de física, estoy mintiendo y distorsionando la realidad de lo que es. La verdad a nivel moral es válida cuando se afirma, escribe o actúa conforma a lo predicho, o preestablecido por la persona o personas previamente.
En cuanto a las afirmaciones a nivel humano de carácter metafísico, espiritual o de fe; la verdad moral consiste en ser autentico cuando se habla de lo que una cree; es decir no tener doblez ni consideraciones humanas en cuanto se expresa o hace lo que uno cree. Otra cosa es determinar si lo creído es válido en la dimensión real del Ser o es pensamiento humano santificado y elevado a la categoría de real metafísico, espiritual o de fe, sin serlo, en este último caso se habla de error, no de mentira.
Como se ve, la verdad o la mentira a nuestro nivel, tiene un factor que es la voluntad, más o menos consciente, de reconocer o no, lo que sabemos es de una determinada manera y afirmarlo o tergiversarlo, por motivos fútiles o interesados, al manifestarlo, pensarlo o hacerlo.
El otro punto, es la relación entre el ser del hombre y la Verdad total y real; aquí, las dimensiones son varias y casi tan vastas como hombres han existido, existen y existirán. Pero de esto pienso hablar más adelante.
Volviendo a los juicios lógicos, estos, también pueden ser parciales o particulares, como: los peces tienen escamas, sólo algunos tienen; de aquí otra clasificación de la lógica humana, en la relación entre los entes expresados por el sujeto y la cualidad o cantidad que el predicado representa. Este tipo de juicio se denomina juicio particular o existencial y es la atribución de una cualidad o cantidad de elementos del sujeto que cumple con lo determinado en el predicado, pero sólo algunos de sus elementos, otros no. Y así como hay un juicio universal positivo también lo hay negativo y en los particulares lo mismo. Pero lo esencial en el juicio es su carácter de principio de la posibilidad de veracidad o falacia en su enunciado. Aquí es posible establecer la identidad, más o menos correcta, de la forma de proceso que la inteligencia humana posee. Hay otros tipos de juicio, pero son a nivel de subjetividad, no de relación entre la mente y lo real, por ejemplo: ¿podrás hacerme esto? Implica subjetividad en cuanto se presupone o no la capacidad interior o física de hacer algo y también es a futuro: podrás. Así mismo se puede decir: quisiera tenerte cerca de mí, en este caso también manifestación de deseo subjetivo y futuro incierto. Otro podría ser: hazlo bien, este juicio no tiene una atribución sino una orden y no conlleva más veracidad que la presunción de la obediencia de la persona a la cual se le dice y la confianza en su hacer. De esta manera se pueden formular muchas oraciones que se usan diariamente pero no implican un juicio de validez, sino un deseo, una orden o una condición a futuro.
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