Una imagen sensible es, por ejemplo, la
de un determinado paisaje a la puesta del sol; pero como hemos visto
muchas puestas de sol y todas diferentes ¿Cómo podemos denominarlas de
una misma manera? Lo hacemos porque buscamos los elementos comunes en
las diferentes imágenes y obviamos aquello que cada imagen tiene de
singular y diferente. Los elementos comunes y no verdaderamente
naturales, por ser imágenes mentales, que asumimos para designar un
concepto, son: el sol, la luz, siempre iluminando de una manera
similar, el horizonte, el “descenso” del astro etc. Todos estos
elementos, “comunes” aunque no iguales, determinan la idea: puesta del sol.
Como se ve dicha idea no es real, sino que es producto de nuestra mente
al resumir y asumir en un concepto “estático” el transcurrir de
realidades diferentes. Pero si no lo hiciéramos así, la variedad,
diversidad y singularidad de lo natural sería imposible de asumir por
nuestra inteligencia y sólo quedaría la imagen mental percibida en cada
instante de nuestro “pasar” personal por el tiempo y el espacio. De
todas maneras es adecuada para designar a los “acontecimientos” que
pretender señalar; y también cónsona con la realidad idearia que
trasmite.
Las ideas son mentales y
los conceptos definiciones, las palabras son la expresión en sonidos, dibujos o símbolos de ella.
Los conceptos son cambiantes, las ideas son más o menos “estáticas” y las palabras varian en cuanto a expresion sónica, grafía o signo . De
aquí que las ideas puedan ser “comunes” a todos los seres humanos,
mientras que los conceptos se adaptan a cada sensibilidad de expresión.
Los conceptos se emiten en palabras, dibujos, símbolos, señas etc.
Ahora bien, el término concepto es más amplio que el término palabra,
por ejemplo y también es de mayor nivel de abstracción; pero el término
“idea” engloba una realidad mental superior creado por nuestra
“inteligencia” a partir de elementos-imagen, tomadas de la realidad
sensible y que al ser “procesadas”, une los elementos comunes en una
imagen mental abstracta y superior mentalmente a la inicial. Pareciera
que concepto e idea son lo mismo, pero hay que tomar en cuenta que, por
ejemplo, la idea no se precisa en la palabra sino cuando se la nombra y
al "nombrarla "ese nombre es concepto; la idea no es nombrable en su
identidad de imagen sólo se percibe como tal, pero el concepto trasmite
la idea al estar asociado con ella y como los conceptos pueden ser de
formas variadas y la idea es de cierta manera “estática”, concepto e
idea no son lo mismo; concepto hace referencia a la transmisión e idea
es lo transmitido.
Hay ideas más
precisadas e ideas con una precisión menor, en una escala muy “sui
generis”; por ejemplo la idea de pez tiene mayor precisión que la idea
de alma, pues el concepto pez procede de imágenes obtenidas de la
naturaleza; pero el concepto alma es menos preciso pues no procede de
imágenes sensibles naturales sino de conceptualizaciones mentales.
Así se puede observar que la abstracción propia de la inteligencia
forma “determinaciones” idearías, con menos fuerza de “existencia” real
que la obtenida por los sentidos; se corrobora así el aserto
aristotélico-tomista de: “Nihil est in intellectu, quod prius non fuerit in sensu” y cabe
destacar que nuestra parte sensible es más cónsona para el conocimiento
de las cosas que nuestra parte intelectual, pues nuestro conocimiento
es más proclive a las cosas naturales que a las especulaciones de la mente. Pero
si lo que es y existe no es sólo material,¿cómo se conocerá y de que
manera, lo que no tiene materia? La diferencia entre el conocimiento de
las cosas materiales y el del intelecto es evidentemente de ser, no de
grado. El “espíritu” humano conoce las cosas de otra manera que los
sentidos. Sus realizaciones así lo muestran. Aquí vienen una serie de
preguntas: ¿Cómo es?, ¿De donde viene?, ¿Por qué sólo una especie
animal?, ¿Cuál es su esencia? etc. Por el momento dejaremos las
preguntas en espera, y seguiremos con la parte lógica de la mente.
El concepto enmarca a la idea en una estructura formal, o sea, la hace: elemento de trabajo para la mente pensante humana; como
tal, es posible hacer con él “juegos lógicos” donde la palabra, como expresión de un concepto, más en la escritura que en el lenguaje
hablado, forma moldes y definiciones cónsonas con la manera de proceder
de la inteligencia y, conlleva formas y estructuras de pensamiento que
encajan en el desarrollo de procesos y conclusiones válidas; es decir,
lo más próximo a la realidad que el ser humano, por su naturaleza de
inteligencia, puede llegar.
Pero
el concepto tiene una determinación de validez, de acuerdo a su
aproximación a la realidad que trata de interpretar; esto es su
"adecuación entre la mente y la imagen de la cosa o las cosas” o sea, la claridad o
oscuridad de la idea que pretende reflejar. No es lo mismo una palabra
que no es precisa, pero no ambigua, y otra que si lo es; por ejemplo el
concepto: real, por un lado es ambigua, puede significar, de la
realeza, dinero en términos coloquiales, o las cosas, la vida y la
naturaleza en general; pero su punto máximo de imprecisión es su
significado de “real” en cuanto se refiere a la realidad; ¿lo real es
todo? ¿es lo que es de lo que es? ¿Es lo que nos parece opuesto o
fantasía? ¿Es el pensamiento algo real? ¿Las ideas son reales? Etc.
Como se ve un concepto cuya imprecisión no es fácil de dilucidar y
requiere una explicación cuando se usa. Así sucede con muchos conceptos
y si bien se puede aclarar su significado no siempre se refleja bien la
idea que se quiere trasmitir y que la persona tiene. Este proceso en la
comunicación es complejo y difícil, lo cual nos lleva a repetir que la
idea es personal y única en cada uno, aun cuando sea la misma en su
sentido; por ejemplo la idea de playa, por un lado es común: la arena,
el mar, las olas, por otra es diferente: la “singularidades” de cada
imagen que se forma en la mente de cada persona al evocar: playa, no
son la misma, si no hubiera las ideas centrales: arena, mar-agua, olas,
la comunicación sería defectuosa. Pero como la imagen mental que se
forma en cada uno es de una realidad vista y oída, en general sensible,
la comunicación puede seguir adelante. Pero como este parte del conocer
no trata de las dificultades de la comunicación humana, dejaré este
discurso y continuaremos con la lógica.
Los
conceptos se relacionan entre si y forman otra de las grandes
determinaciones lógicas: el juicio. El juicio es la adecuación de la
pertenencia o no de un concepto con respecto a otro. Los conceptos
tienen mayor o menor alcance de acuerdo a los elementos que engloben en
su determinación, por ejemplo: universo, tiene mayor alcance que
galaxia, galaxia mayor que sistema solar, planeta mayor que cometa etc.
Selva es mayor que bosque, ser humano mayor que mujeres, ciudad es
mayor que pueblo, etc. luego los conceptos tiene su clasificación
numérica: pero también la tienen cualitativa: espíritu es mejor que
materia, bello es mejor que feo, congelado es mas frío que
helado etc. y también la tienen en sentido de bien, dar es mejor que
recibir, escuchar es mejor que hablar, reír es mejor que llorar etc.
Así los conceptos tienen su clasificación y pueden compararse, de
diferentes maneras, los unos con los otros. Pero lo más importante en
su “hacer” es la adecuación entre ellos; veamos: si digo que la masa
hace al pan, puedo afirmar que el concepto de pan cabe en el término
masa; pero si digo que las piedras son blandas, el concepto blando no
se puede aplicar a piedra. Si afirmo que la tierra tiene atmósfera,
ambos conceptos se adecuan; pero si digo que el sol es un planeta, no
podrán adecuarse. Así la diferencia entre la adecuación y no adecuación
que normalmente llamamos verdad o falsedad, (prefiero los términos de
validez e invalidez o valido y no valido), forman un argumento de
clasificación mental entre los conceptos; y la atribución de las
“cualidades” de uno en otro es el juicio. Pero también hay juicios
ambiguos en cuanto los conceptos no siempre son claros y bien
definidos, como habíamos dicho antes. Por ejemplo: los árboles son
hojas, si lo son pero no solo hojas, luego habría que decir: los
árboles tienen hojas, pero no todos tienen hojas, muchos tienen agujas,
o espinas o ambas, luego habría que aclarar diciendo: los árboles tiene
casi siempre hojas aunque no todos. Como se ve la precisión con la
realidad no siempre se logra. De aquí que la lógica se establece de una
manera formal es decir, real sólo para la mente humana, pero con
referencia más o menos adecuada a la realidad; por eso que hablo de
validez no de verdad. La verdad es completa adecuación entre la mente y
el objeto y eso no es fácil. De aquí también que la estructura del
conocimiento humano en cuanto a la realidad que le rodea sea válido
pero no total. Y afirmo la intención del principio: el conocimiento
humano es limitado, aunque válido, porque el hombre no es absoluto.
Como se ve añado la frase: "aunque válido", pues eso sí es nuestra
determinación de ser en cuanto al conocimiento de las cosas materiales.
Pero los conceptos también pueden formar frases sin más asidero real
que su estructura formal, es decir gramatical; veamos: "cállate en la nariz del pelo",
esta frase está bien construida en el sentido gramatical; pero no tiene
significado real, aunque sus conceptos reflejan realidades. Así como ésta se pueden hacer miles de frases que no tengan ninguna validez.
Luego no todas las frases que hacemos pueden ser juicios. También hay
frases que son a futuro: mañana haré lo que dije, ¿cómo
garantizarlo? Así mismo, las ordenes, las exclamaciones, las
interjecciones etc. no representan juicios sino simple frases.
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